17 febrero 2011

EL PP Y EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL

El nuevo presidente del Tribunal Constitucional, el Magistrado Pascual Sala, ha anunciado que en menos de un año habrá sentencia sobre la constitucionalidad o no de la ley que permite el matrimonio homosexual. El equilibrio entre miembros progresistas y conservadores se muestra actualmente inclinado a favor de los progresistas y por ello, domina cierta tranquilidad en el PSOE de que el recurso que presentó el Partido Popular no prosperará. Sin embargo, y al margen de las decisiones del TC, me gustaría hacer una valoración en términos políticos y sociales de lo que ha supuesto la entrada en vigor de la Ley 13/2005, conocida como Ley del matrimonio homosexual. Han transcurrido más de cinco años y medio, y se han constituido más de 20.000 nuevas familias. La sociedad española en general parece haber aceptado con normalidad este tipo de uniones, aunque lamentablemente comprobamos que aún persisten puntuales comportamientos homófobos de menosprecio, rechazo e insulto hacia el colectivo gay que merecen nuestra condena.

Sin embargo, y gracias al recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP, la polémica no se ha desvanecido del todo y los colectivos homosexuales han venido reclamando con insistencia al PP la retirada del citado recurso, petición que ha sido desoída. El líder del PP, Mariano Rajoy, lejos de buscar distanciarse de la polémica, ha preferido empantanar aún más a su formación asegurando que llegado el momento, está dispuesto a poner fin a la ley incluso en el caso de que el TC declare su constitucionalidad e incluso se negó a comprometerse públicamente a mantener la ley aún en ese caso, lo que muestra una preocupante tendencia a la involución con los efectos jurídicos, sociales y políticos que eso tendría para miles de ciudadanos y sus familias. Ante la avalancha de críticas, matizó días más tarde que esperaría a ver qué decide el TC y escucharía lo que opina la gente, aunque esta matización no clarifica nada y es ambigua como sólo puede serlo el enigmático líder del PP. Al fin y al cabo, en el programa electoral del PP para las elecciones del año 2008, nada decían sobre el particular...


En su partido son ya muchos los que consideran este asunto superado, empezando por Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre (que ya en septiembre de 2005 calificó de inoportuno el recurso de inconstitucionalidad presentado y se manifestó en contra), Alfonso Alonso (alcalde de Vitoria), Celia Villalobos, Elías Bendodo (presidente del PP de Málaga), Javier Gómez (portavoz del grupo de gays y lesbianas del PP) y muchos otros. Pero en contra de este criterio, no es baladí recordar que se impuso el criterio de los más conservadores y el PP consiguió vetar la ley en el Senado con el apoyo de cuatro senadores de CiU (131 votos a favor del veto y 119 en contra). Tampoco podemos olvidar la polémica comparecencia del catedrático Aquilino Polaino de la mano del PP ante la Comisión de Justicia del Senado, quien aseveró que la homosexualidad era una psicopatología, cuando este criterio hace años que está absolutamente desterrado por la comunidad científica internacional. Así pues, es razonable que los homosexuales seamos críticos y beligerantes con el PP en esta trascendental cuestión.

En la sociedad española hay actualmente mucha gente, incluidos muchos votantes del PP, que han aceptado con total normalidad la posibilidad de que los homosexuales se casen en igualdad de condiciones que los heterosexuales. Sin embargo, hay una minoría que lo rechaza de plano, no sólo en el aspecto semántico por más que lo digan una y otra vez, sino también en el plano filosófico y legal, sencillamente porque su religión prohíbe las relaciones homosexuales. Esta minoría, dirigida por la cúpula jerárquica de la Iglesia católica, se halla agrupada en torno al Foro español de la familia y la asociación hazteoir.org, con el contundente apoyo mediático de la cadena de la Conferencia episcopal y el grupo Intereconomía.

El PP debe recapacitar acerca de las consecuencias de congratularse con quienes se oponen al matrimonio gay, que son pocos por más que hagan mucho ruido, y despreciar a quienes aceptan los cambios sociales y las nuevas formas de familia con naturalidad y tolerancia. La sociedad actual es plural y diversa y no acepta ni posturas inmovilistas ni regresiones en los derechos de las personas gobernando en contra de un colectivo determinado, que eso y no otra cosa sería derogar la ley vigente. Cuando el señor Rajoy dice que “los radicalismos no son buenos en ninguna faceta de la vida”, debería meditar sobre con quién se está alineando él mismo y a quién está complaciendo con sus comentarios sobre el matrimonio homosexual y a quién agraviando. ¿Quiénes son los radicales? Dado que pretende ser el presidente de todos los españoles, debe actuar como tal y separarse de las minorías radicales involucionistas para estar con la mayoría de la sociedad. Para eso, sólo hacen falta dos cosas: por un lado, no gobernar en contra de nadie, acatando y respetando lo que decidieron 187 diputados frente a los 147 que estaban en contra; y por otro, entender el espíritu de la Constitución de 1978: que los hombres y mujeres en España tienen los mismos derechos, y que si bien el artículo 32 de la Carta Magna establece que “el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”, en ningún momento se especifica que el matrimonio tenga que ser heterosexual. La sociedad ya ha dado el paso y le conviene al PP no quedarse atrás para contentar a una minoría radical que pretende imponer sus convicciones religiosas. Sus contradicciones en este espinoso asunto pueden salirle muy caras. Muchos responsables del PP ya lo han visto y sólo hace falta de que convenzan a su líder de que aparque de una vez este asunto y acepte lo que diga el Constitucional sin más objeciones.

Publicado en http://www.ultimahorapuntoradio.com/?p=4567

3 comentarios:

Lidia - Nutricionistas dijo...

Como bien ha comentado el primer ministro Cameron, no hay nada más conservador que el matrimonio. Por eso me pareció un error cuando ZP legalizó los matrimonios homosexuales en lugar de equiparar las uniones civiles y parejas de hecho con los matrimonios.
Desde mi punto de vista, exigir un derecho, anclado en un pasado rancio y que debe ser superado es un tremendo error. Pero mientras así estén las cosas, mejor lo malo conocido (matrimonio homosexual) que lo óptimo por conocer (equiparación entre parejas de hecho y matrimonios).

Tiendas animales dijo...

Deberian empezar a pensar como personas del siglo en el que estamos, y ademas pensar que no son los unicos ni sus ideas son mejores que las del resto.
Cada cual con su vida deberia poder hacer lo que quisiese sin ningun tipo de polemica.

Cubreextintores dijo...

Me parece que esta ley deberia de haberse creado hace mucho tiempo y es que no consigo entender cuales son los contras de ella, significa libertad para cualquier persona por encima de todo.